martes, 10 de mayo de 2016

FanFic: My Little Pony: Sombra eclipsada (Cap. 2)

   SOMBRA ECLIPSADA: UN FANFIC DE MLP
             POR: LUNA BLOGS
- Capítulo 2:

La princesa del Sol atravesó el portón del Gran Comedor, seguida por la cabizbaja yegua de la noche, Luna. La mesa era larga, y Celestia se sentó en el extremo, mientras que su hermana al lado suya, para poder hablar más cómodamente. Aunque Luna tenía el corazón en la garganta, intentó aparentar que se encontraba bien ante su hermana mayor. Dos ponies sirvientas vinieron con una bandeja cada una, dejando el desayuno para las dos soberanas: Leche con cereales, café, tostadas y huevos fritos. Empezaron a comer en silencio, sin siquiera mirarse. Acabadas las tostadas y los cereales, Celestia interrumpió el silencio:

- Luna, tenemos que hablar. ¿A dónde vas cuando te escapas por las noches?

A la princesa de la Luna le dio un sobresalto, y contestó aparentando ser sarcástica:

- ¿Cómo que a dónde voy? Pues a ninguna parte en especial; paseo por el bosque, hablo con algún pony que esté por ahí, me despejo la mente... Nada importante

- No te creo, hermana. Te he estado observando varias noches. Sabes lo peligroso que es salir a la noche sola, encima en estos tiempos de guerra contra el Rey Sombra... - Celestia notó un pequeño estremecimiento en Luna. - ¿Qué ocurre?

- No, nada... Sólo... Odio pensar en ese monstruo que esclaviza a ponies inocentes... - le dolió decirle a su amado monstruo, pero no tenía otra opción.

- Ya... Ayer he estado siguiéndote al bosque Everfree allá por las doce de la noche... Vi que te reunías con un pony, y luego ya te perdí de vista.

A la yegua se le paró el corazón por varios segundos. Rezaba porque no le hiciera más preguntas, para que acabara esta tortura:

- Luna, ¿QUIÉN ERA ESE PONY?

- Hermana, no es nadie, es sólo un amigo al que veo de vez en cuando que vive cerca del bosque. Nada más... Además, es mi vida privada, y yo puedo hacer lo que quiera, ¿sabes?

No terminó Luna de hablar cuando su hermana la encaró, tirando parte del café que les habían servido:

- NO ME DESOBEDEZCAS, LUNA. Soy la mayor soberana de Equestria, yo tengo más poder del que tú jamás tendrías. Tienes que obedecerme y hacerme caso siempre, pues yo busco lo mejor para ambas. No voy a tolerar tu conducta rebelde y desagradable. Podrás ser la princesa de la noche y todo lo que tu quieras, pero éso no te da el derecho de hacer lo que te dé en gana en ella. Sabes que el toque de queda es a las nueve, cuando ya ha anochecido. Sabes que es muy peligroso andar por ahí sola, y más aún en el bosque Everfree.

- Yo me puedo defender sola, sin la ayuda de nadie, tal vez tú seas más poderosa que yo, pero yo destrozaría a cualquiera que me intentara hacer daño. Tú no eres Madre para decirme qué hacer.

- Soy tu hermana mayor, me debes respeto y obediencia. Además, dejarás de ver a ese pony, podría hacerte cualquier cosa, y sabes que hay hechizos que podrían anular tu magia por muy poderosa que seas.

- No pienso obedecerte, Celestia. Yo soy libre y puedo hacer lo que quiera.

- No, no podrás. Lo siento hermana, sólo busco lo mejor para ti, y no consentiré que te arriesgues tanto saliendo por ahí. ¡Guardias! ¡Vengan ahora mismo!

Tres guardias reales vinieron al galope atravesando el portón hasta donde se hallaba Celestia:

- Lleven a la Princesa Luna a sus aposentos, encerrándola y sólo permitiéndole salir para ir al baño o en las comidas. No la dejen salir bajo ningún concepto de noche, sólo dejenla salir cuando yo lo ordene.

El capitán de la guardia miró nervioso a la yegua del Sol:

- Pero, Majestad, éso es una locura...

- ¡Háganlo o serán severamente castigados!

Luna intentó oponer resistencia, pero sabía que sería mucho peor, por lo que se fue cabizbaja a sus aposentos escoltada por los tres guardias reales. Al llegar, Luna se metió en su alcoba:

- Por favor, no lo hagan. No quiero estar encerrada todo el día.

- Lo siento, su majestad... - respondió el capitán. - Si no lo hacemos su hermana nos castigará... No se preocupe, si necesita algo se lo traeremos inmediatamente.

Dicho ésto, el pegaso cerró la puerta con llave, y ordenó a sus dos compañeros que rondaran cerca. Luna entonces se echó a llorar, pues así dudaba si volvería a ver a su amado pronto.

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                              FIN DEL CAPÍTULO 2

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