lunes, 11 de julio de 2016

El hombre que vivía en sus sueños

Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano, vivió un hombre adulto, llamado Ramón, que tenía una sastrería en su pueblo, a la que todo el mundo acudía, pues daba un muy buen servicio. Tenía una mujer llamada Isabel, y dos hijos pequeños. Todo era normal en la vida de este hombre, hasta que una noche tuvo un sueño lúcido, es decir, un sueño donde podía controlar todo lo que pasaba. Esa noche soñó que era el jefe de una empresa enorme de calzado y sastrería, donde trabajaban cientos de empleados, ganando muchísimo dinero. Su familia vivía en una casa en la capital, de las más bonitas y caras, y tenía incluso a un par de criadas a su servicio.


Su sueño fue genial, hasta que a la mañana lo despertó su hijo para que lo acompañara a la escuela. Era muy extraño, pues normalmente él era quién se levantaba primero y no lo tenían que despertar. En un rato salió, llevó a su hijo a la escuela, y luego fue a trabajar a la sastrería. Estaba tan maravillado pensando en ese hermoso sueño que se equivocó al coser un bordado de un cliente y lo tuvo que rehacer y disculparse ante él por el atraso. Volvió a casa algo frustrado, pero decidió no darle más importancia, por lo que justo después de cenar se acostó y se durmió.


Comenzó otro sueño lúcido, esta vez soñó que era el propietario de una marca de moda famosa a nivel global, miles de tiendas con su marca adornaban las capitales más importantes, todo el mundo que se lo podía permitir acudía sin pensarlo a comprar su ropa de alta costura. Su familia era una de las más poderosas del país, teniendo contactos con la realeza y los más altos cargos. Tan bonito era el sueño, que ni siquiera su hijo pudo despertarlo, por lo que su mujer decidió acompañar al pequeño. Durmió tanto que ya eran las doce del mediodía y no había ido a trabajar, todo por quedarse soñando un poco más.


Al final se levantó, miró el reloj, ¡y eran las cuatro de la tarde! ¿Cómo pudo haber dormido esa barbaridad! ¡Había faltado a su trabajo y tenía que entregar un traje hoy! Se levantó corriendo y fue a la sastrería, donde estaba esperando su cliente, un importante cargo militar, que le había encargado un traje para una celebración muy importarte. Nada más llegar Ramón le dio el sermón del siglo, delante de todo el pueblo, humillándolo ante sus vecinos y familiares. Desde aquel día nadie iba a su negocio, y apenas tenían dinero para comer, todo por ese maldito sueño que lo entretuvo.


Su mujer se tuvo que ir a casa de su madre, pero dejó a sus dos hijos a su cargo mientras conseguía algo de dinero trabajando por ahí. Pasaban mucha hambre, y Ramón no dormía desde hacía dos días. A la tarde, después de que sus hijos comieran un mendrugo de pan seco, decidió echarse una siesta para intentar olvidarse de sus problemas...

Llegó la hora de la cena, y aunque sus hijos lo estuvieron llamando, Ramón no se despertaba. Todavía respiraba y sólo parecía estar dormido, pero ni abriéndole los párpados y tirándole agua fría conseguían despertarlo. Los días y las semanas pasaron, y una mañana Ramón se despertó, con lagrañas como piedras y el cuerpo entumecido de estar quieto. La casa estaba vacía, llena de polvo, incluso parecía que la habían saqueado mientras dormía, pues se habían llevado lo poco que les quedaba de valor. Cuando él estaba a punto de pegar un alarido de la frustración, encontró una carta en la mesita de noche, escrita por su mujer:


'' Ramón, no aguanto más. ¿Cómo puedes quedarte una semana durmiendo? Los niños han venido llorando a casa de mi madre, suplicando algo de comer, diciendo que no despertabas, pero que estabas aún vivo. No sé qué drogas te habrás tomado para dormir así, pero si tus sueños son más bonitos que tener una familia en la vida real, entonces no nos mereces. Te he dejado algo de dinero por si despiertas, pero tendrás que ganarte la vida tú sólo. Cuando empieces a dormir como una persona normal, volveremos allí. Fdo: Isabel."

Se llevó las manos a la cabeza. No podía creerlo, había perdido a su mujer, sus hijos, su familia, todo por estar soñando con riquezas y poder. Su desesperación y furia hicieron que se golpeara la cabeza tan fuerte contra la pared que se desmayara, para así volver a caer en un profundo letargo.


Dicen que Ramón todavía sigue vivo, pero que aún no ha despertado. A estas alturas en sus sueños debe ser Dios, aunque en la vida real no es más que un viejo en coma a punto de morir en la camilla de un hospital. Isabel y sus hijos han formado sus vidas; ella se casó con otro hombre, y sus dos hijos ahora son adultos, uno es médico y otro profesor de universidad. Aunque ninguno de los tres visita a Ramón, saben que morirá pronto, y al menos lo hará feliz en sus sueños, aquellos que lo condenaron por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, escribe sin faltas de ortografía y sé respetuoso con los demás. Gracias por comentar :3